Sin duda, una de las claves del éxito de las lámparas industriales y en estilo vintage de Retrolampe ha sido el acabado en óxido.  Decoradores, interioristas, aficionados a la decoración, etc, las alaban con gran entusiasmo tan pronto tienen oportunidad de verlas y tocarlas.

De hecho, los modelos de lámpara en acabado óxido han sido los que más han triunfado, en todas sus versiones, tanto las clásicas Dortmund, München, Frankfurt, Hamburg, Hannover, Stuttgart, Düsseldorf y Köln, como las nuevas pantallas industriales Dunkerque, Brest, Lorient y Nantes.

Hoy nos gustaría hablaros de en qué consiste el acabado óxido.

El acabado óxido proviene de una oxidación real de los metales empleados en su elaboración.

En su desarrollo no han intervenido pinturas, colorantes o tintes de ninguna clase y tampoco ha sido sometida a la acción de barnices o lacados posteriores. De este modo se observan los colores y texturas auténticos producidos por el paso del tiempo sobre un objeto metálico en un ambiente apropiado.

Debido a que toda oxidación se produce de forma casual, no es posible encontrar dos luminarias iguales. Diferentes grados de humedad del medio pueden alterar la velocidad de este proceso, por lo que al situar la luminaria en un entorno seco, su aspecto tan apenas varía con el paso del tiempo ya que la oxidación queda prácticamente detenida. Si esta, sin embargo, es ubicada bajo una atmósfera con mayor grado de humedad, la oxidación continuará lentamente, reforzando poco a poco el carácter que hace de esta luminaria un objeto único.

De esta manera se obtienen las tonalidades tan características del acabado óxido; verdosas, azuladas, naranjas, amarillentas… dependiendo del grado de oxidación. Lo que hace que cada ejemplar de lámpara industrial en acabado óxido sea única y original: ¡No encontrarás dos lámparas industriales en acabado óxido iguales!

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